Septiembre siempre ha sido un mes de comienzos, especialmente para los más pequeños de la casa. Este año, más que nunca, las emociones por la vuelta al cole se intensifican. La alegría y la ilusión del comienzo se mezclan con el miedo a contagiarse y a ponerse enfermo.
Durante estas primeras semanas muchas familias han tenido que lidiar con los diferentes miedos de sus hijos. Miedo a contagiarse ellos mismos, miedo a contagiar a sus seres queridos, miedo a que enfermen o incluso miedo a que puedan llegar a morir.
Frases como “mamá, no quiero que te pongas malita”, “no quiero ir al cole”, “si la abuela se contagia ¿se va a morir?”, “he soñado me comía el bicho” reflejan los temores habituales en los niños durante estos días.
Los niños son los espejos en los que se reflejan nuestros propios miedos
¿Qué emociones te genera como padre o madre que tus hijos acudan todos los días al colegio? ¿Tienes miedo de que se contagien o puedan contagiar a los demás? ¿Crees que tus hijos se han dado cuenta de tus miedos e inquietudes?
Tomar consciencia de que parte de nuestros sentimientos pueden reflejarse en los miedos de nuestros hijos puede ayudarnos a comprender mejor esta emoción. Entender que nosotros formamos parte de sus emociones es uno de los primeros pasos que hay que dar para apoyar a nuestros hijos.
“Los niños nunca han sido buenos para escuchar a sus padres, pero nunca fallan en imitarlos”
-James Baldwin-
Permítete unos minutos para reflexionar sobre esta idea: imagina que tienes delante un espejo que además de reflejar tu aspecto físico también permite ver tus emociones. Estas aparecen en forma de colores y cada uno de ellos representaría una emoción única.
Por ejemplo, cuando estás triste el espejo se pone azul, si tienes miedo el espejo reflejaría un color negro, si lo que sientes es alegría se teñiría de verde, el rojo aparecería cuando estés enfadada, el blanco indicaría un estado emocional de calma y seguridad…
Si este espejo existiera y lo tuvieses delante ¿Qué colores reflejaría ahora mismo? ¿Qué colores quieres que se reflejen en él? ¿Qué tendrías que hacer para que en tu espejo apareciesen los colores que deseas?

Apoyar desde la validación emocional
Una vez que los padres hayan reflexionado sobre su papel dentro del sistema familiar es cuando, desde la calma, pueden ayudar a sus hijos a afrontar aquellos miedos que les atemorizan.
Permitir que los niños expresen sus sentimientos y se sientan acogidos por sus padres les transmitirá calma y seguridad. Hacerles entender que todo aquello que sienten es normal ayudará a manejar mejor el miedo.
Es preferible admitir que hay una posibilidad real de contagiarse en lugar de negar ese riesgo. Explicarle que puede contagiarse pero que cuenta con estrategias para evitarlo le ayudará a lidiar con sus miedos.
No tenemos que perder de vista la situación que estamos viviendo actualmente: una pandemia. Sentir miedo en una situación dónde existe un riesgo real es útil y nos ayuda a protegernos mejor frente al virus.
6 medidas para transformar el miedo en calma
Volviendo a la metáfora anterior del espejo ¿Qué podríamos hacer para convertir el miedo en calma? Algunas de las siguientes estrategias pueden ser muy útiles para este proceso de transformación:
- Escuchar, hablar y validar: hacerle entender que tener miedo es algo normal, está bien sentirlo y gracias a ese miedo tomamos las medidas de precaución necesarias.
- Evitar la sobreinformación innecesaria: es aconsejable evitar la información excesiva de fuentes que pueden no llegar a entender bien, como por ejemplo los telediarios.
- El juego, tu aliado: el idioma universal de los niños es el juego. A través de él empiezan a entender como funciona el mundo y su rol en él. Jugar a que su superhéroe favorito viene a “parar al bicho” o pintar unas caretas del virus para derrotarlo en una lucha pueden ser formas muy divertidas de ayudar a los peques de la casa.
- Cuéntame un cuento: existen varios cuentos que pueden ayudar en esta situación. Desde cuentos generales sobre las emociones como “el monstruo de los colores” hasta cuentos sobre miedos específicos: “Yo mataré monstruos por ti”, “rosa contra el virus” o “el nuevo virus de la valentía“
- Háblame de tus sueños: si sus miedos les generan pesadillas es bueno hablar sobre aquello que han soñado e intentar, a modo de juego, que inventen un final alternativo para sus pesadillas.
- Dar importancia a las rutinas: la vuelta al cole es sinónimo de vuelta a las rutinas. Darle la importancia que merece a los horarios, volver a estar con los amigos, tener la responsabilidad de su agenda, materiales y deberes les ayudará a crear una sensación de normalidad y cercanía con esta nueva realidad tan poco habitual.
Cuando el miedo frena tu desarrollo
Cuando los niños muestran un gran rechazo a ir al colegio, no quieren estar con otros niños o tienen tanto miedo que se quedan paralizados, es momento de acudir a un especialista.
Si esto ocurre será necesario identificar más a fondo qué acciones concretas rechaza el niño y el motivo del miedo. También será necesario planificar los pequeños pasos que tendrá que dar para afrontar sus temores.
