Estas trabajando, conduciendo hasta casa, en el supermercado o dando vueltas en la cama antes de dormir. Tu mente está en modo piloto automático y cientos de pensamientos catastróficos y escenas terribles acuden a tu cabeza sin tu permiso. De repente te conviertes en un verdadero guionista profesional de tus propias películas de terror.
En un momento te has imaginado a tus seres queridos, o a ti mismo, muertos. Incluso has pensado en cómo sería ese funeral y cómo lloraría todo el mundo. La imagen te aterra y te asusta “¡Cómo has podido pensar eso!” “¡Es un pensamiento horrible!”
Intentas quitarte ese pensamiento de tu cabeza ya que te hace sentir angustia y miedo. “Toco madera”, como se suele decir. A veces lo logras y ese pensamiento se va, otras el pensamiento vuelve con más fuerza cuando menos te lo esperas.
El aspecto de los pensamientos catastróficos.
Cuando los pensamientos catastróficos aparecen en tu mente pueden hacerlo en forma de pensamientos o en forma de imágenes catastróficas. Siempre te situarán en el peor escenario posible y te pondrán en una situación en la que sentirás que no serás capaz de superar. Algunos ejemplos son:
- ¡No voy a poder soportarlo!
- ¡Seguro que es un desastre!
- ¡Es mejor que no lo intenté porque fracasaré de todos modos!
- ¡Voy a ser el hazmerreír de todos!
- ¡Me voy a arruinar!
- ¡Tendrá un accidente y morirá!
- ¡Si sigo así me va a dar un infarto!
- ¡Y si me engaña!
- ¡En cuanto pueda me va a hacer daño!
- ¡Me voy a quedar sola!
- ¡Como mañana no me salga bien, me muero!
- ¡Si fallo en esto seguro que me despiden!
- ¡Me voy a quedar así toda la vida!
- ¡Voy a morir!

Siento, luego pienso.
Piensa en algún momento de tu vida en el que has tenido este tipo de pensamientos. ¿Cómo te encontrabas anímica y físicamente? ¿Cuáles eran tus condiciones de vida y tu contexto en ese momento? ¿Era una época tranquila o estresada?
Seguramente estos pensamientos no aparecieron en tus días de vacaciones mientras estabas feliz y relajado viendo un precioso atardecer en la playa ¿verdad? Lo habitual es que este tipo de pensamientos aparezcan en periodos de alto estrés y ansiedad.
El cuerpo y la mente no son dos entes separados, tampoco están ajenos a lo que en ese momento están experimentando. Hay que pensar en todo ello como un todo interconectado. Si la situación que estamos viviendo en ese momento es estresante, nuestro cuerpo y sistema nervioso se activará y la cabeza empezará a generar pensamientos ansiosos y/o catastrofistas.
¡Es útil ser una organizadora de funerales mental!
Ser una organizadora mental de funerales, quiebras económicas y futuros horribles e infelices puede resultar muy útil. Nuestro cerebro tiene la capacidad de imaginar posibles escenarios que puedan sucedernos, esto nos ayuda a sobrevivir ya que nos previene de posibles peligros y nos mueve a intentar que estos no ocurran.
Es mucho más adaptativo pensar que si hago mal mi trabajo me despedirán y tendré apuros económicos, que pensar que si hago mal mi trabajo me premiarán por ello y acabaré siendo millonaria. El primer pensamiento nos ayuda a ser cuidadosas con lo que hacemos, mientras que el segundo podría realmente llevarte a un despido.
“Es sencillo hacer que las cosas sean complicadas, pero difícil hacer que sean sencillas” – Friedrich Nietzsche-
Así mismo, pensar que si vas caminando de noche por un callejón oscuro te van a atracar y violar te ayudará a tomar una ruta más segura o a estar más alerta para poder huir en caso de que realmente te encuentres con alguna persona sospechosa. Este pensamiento es más útil a nivel de supervivencia que pensar que en esas circunstancias te encontraras a un amable caballero que te ayudará a llegar a salvo a tu hogar.
Un último ejemplo que hemos podido experimentar todos durante la pandemia. Si no hubiéramos pensado que el virus tenía la capacidad de matarnos a nosotros o a nuestros seres queridos, no nos hubiésemos puesto la mascarilla, ni guardado la distancia social y el resultado a nivel individual y social hubiese sido muchísimo más desastroso.

Los pensamientos, pensamientos son.
Es importante recordar que un pensamiento es solo eso, un pensamiento, no es real ni tiene porque ocurrir. Sin embargo, muchas veces tratamos estos pensamientos negativos como hechos reales que ya han sucedido.
Nos agobiamos porque no tendremos dinero en un futuro cuando en el momento actual estamos económicamente bien. Lloramos o tenemos miedo por la muerte de un ser querido ¡que todavía está vivo!
Nos fusionamos de tal manera con nuestros pensamientos que a veces nos cuesta separarnos de ellos. Les damos el poder de la realidad cuando nunca lo han tenido y sufrimos por algo que, seguramente, nunca llegue a ocurrir tal y como lo hemos imaginado.
¡Gracias mente, pero tampoco te pases!
Conocer y aceptar cómo funciona nuestro cerebro es el primer paso para saber lidiar con este tipo de pensamientos. Saber que esto es una estrategia de supervivencia normal que se pone en marcha cuando la persona se siente subjetivamente “en peligro” es útil para no alarmarnos más de la cuenta.
Muchas gracias a nuestro cerebro y nuestra mente por trabajar como lo hacen. Sobrevivir está genial, pero a veces conlleva mucho sufrimiento.
Cuando los pensamientos toman el protagonismo de tu vida, te desconectan del presente y te hacen sentir un gran malestar es un indicador de que tienes que hacer un alto en tu camino y trabajar sobre aquello que te está ocurriendo.
La ayuda profesional de un psicólogo experto en ansiedad puede ayudarte a trabajar con este tipo de pensamientos y con las situaciones vitales que lo están generando.