La casa es el lugar donde vivimos, dónde pasamos parte de nuestro tiempo y compartimos momentos con aquellas personas que forman parte de nuestra vida más íntima. Hay muchos tipos de casas, las hay grandes, pequeñas, decoradas con detalle, minimalistas… pero pese a toda la diversidad que podemos encontrar, hay algo que la mayoría de hogares tienen en común: es el lugar al que volvemos cuando queremos sentirnos cómodos y seguros. 

Sin embargo, no siempre nuestro hogar nos parece tan acogedor. Puede haber momentos de nuestra vida en los que sólo encontremos la calidez en nuestro recuerdo y sintamos que la temperatura de la casa es cada vez más y más fría.

A veces, cuando la temperatura baja demasiado, el frio puede ser tan intenso que casi todo se congela, incluso la respiración. Hay personas que viven en lugares tan fríos que el silencio sólo se rompe para dar paso a los llantos y quejidos.

Cada relación es única y conviene dedicar un tiempo a explorar con la pareja cómo es la suya propia, conocer a qué le da importancia cada uno de los miembros o cuáles son los temas frecuentes que desencadenan las discusiones. Pararse a mirar a quienes tenemos delante y cómo es su hogar facilitará el trabajo posterior.

Cuando las sillas aprenden a volar. La polarización en terapia de pareja

Cuando la casa deja de ser un lugar seguro y cálido para pasar a ser frio y adverso es cuando comienzan a suceder fenómenos extraños. En estos hogares los libros se caen de las estanterías, los vasos se rompen solos y las sillas vuelan.

¿Cómo es posible que a las sillas un día les crezcan alas? ¿Cómo aquello que era un lugar cómodo en el que sentarse y descansar ahora puede resultar extraño e incluso doloroso

Las alas de las sillas voladoras están formadas por gritos, desprecios, indiferencia y comentarios cargados de dolor.  Palabras inusuales convertidas en habituales y que dañan el corazón como el golpe de un mueble sobre la cabeza.

No es necesario golpear para hacer daño. Una palabra, el silencio, una traición, el desprecio y la indiferencia, duelen”

Mujer en terapia de pareja

Hasta los muebles tienen su propia historia

Si los muebles antiguos pudiesen hablar seguramente podrían relatar historias sobre cómo los trataron aquellas personas con las que vivieron, cómo era la casa en la que se hallaban o cómo ha cambiado el aspecto de su madera lo largo de los años. 

De la misma manera que los muebles antiguos, todas las personas tenemos una historia única que ha hecho que lleguemos a ser tal y como somos hoy en día. Al igual que la madera tiene surcos característicos, nuestra piel guarda momentos que nos vuelven únicos e irrepetibles.   

Comprender que cada persona tiene su propia historia es importante para entender que a veces aquello que decimos, hacemos o sentimos tiene sus orígenes en tiempos pasados y que, quizás, esa reacción o emoción que nosotros o la otra persona está sintiendo puede ser una marca de sus vivencias pasadas. 

La consulta es un lugar apropiado para que puedan hablar sobre sus historias y conozcan que su carácter actual está en función de sus vivencias pasadas: que hay grietas, zonas más ásperas y otras más lisas. Así, se facilita que la pareja vea comportamientos y maneras de ser ya no como agravios, sino como resultados de la historia del compañero, que le ayuda a comprenderlo y llevarlo conjuntamente.

¿Dónde quieres colocar la silla? 

Quizás hay momentos en los que no podemos evitar que las sillas vuelen. Hagas lo que hagas ese incómodo mueble va a estar ahí, revoloteando sobre tu cabeza e intentando alcanzarte con una de sus patas.

“No se cura un sufrimiento sino a condición de soportarlo plenamente”

-Marcel Proust-

La silla seguirá volando, sin embargo, ¿podríamos colocarla en otro lugar? Es posible que en un pasillo estrecho resulte más incómodo que en un salón amplio. Y tras colocar la silla ¿Dónde podríamos colocarnos nosotros? Seguramente sea más fácil que alcance a algún miembro de la casa si cada uno se coloca en una parte diferente de la habitación, pero ¿Qué pasaría si aquellos que viven en el hogar deciden colocarse juntos y protegerse los unos a los unos de esa extraña silla voladora?

Hablar del problema de una manera racional, refiriéndonos a “ello” como lo que debemos enfrentar unidos, es una habilidad de aceptación conocida como Separación unificada: el psicólogo entrenado en Terapia de pareja ayudará a que la pareja vea que ese problema que antes les separaba y enfrentaba, ahora les une en un objetivo común.

Si la silla es real, es el momento de pedir ayuda y dejarlo atrás

Hasta el momento las sillas voladoras eran sucesos extraños construidos de palabras hirientes, pero ¿qué ocurre cuando el dolor de las palabras da paso al dolor de los golpes? Cuando la línea del respeto se ha roto por completo y hay un golpe físico real es hora de tirar los muebles a la basura y cambiar de apartamento rápidamente.

El miedo a volver a casa y a ver a quien habita en ella es una señal que indica que es momento de decir de basta.  Ante la violencia y los malos tratos de una persona la única solución posible es pedir ayuda, alejarse y buscar un lugar dónde estar a salvo.  

La Terapia Integral de Pareja es impracticable si hay violencia en la pareja. Si el terapeuta detecta violencia de alguna manera, suspende su rol de profesional al servicio de la pareja y adopta el rol de protector de la persona agredida. Esto debe hacerse de forma programada y nunca a la ligera: debe evitarse, por tanto, dar consejos rápidos que pueden tener consecuencias muy negativas.

La vida no está hecha para vivirla entre 4 paredes 

Independientemente de que vivas en un hogar donde la temperatura es baja y haga frio o en uno  cálido y agradable,  es muy importante no restringir la vida al espacio comprendido entre cuatro paredes

Quererse  y permitirse espacios para los gustos y aficiones propios es tan importante como mantener y cuidar la relación con la otra persona.   Esa dedicación propia permite un estado de ánimo más agradable que ayuda a afrontar mejor los pequeños sucesos extraños que ocurren en nuestras vidas.

Mediante la estrategia de Auto-cuidado, un terapeuta puede ayudar a la pareja a que desarrollen sus áreas vitales de manera independiente y a la vez estén unidos en ello a través de la comunicación y la programación conjunta de actividades individuales.

Somos nosotras las personas que habitamos nuestra casa pero no somos nuestra propia casa. No debemos olvidar que a veces, aunque los muebles nos resulten feos e incómodos son solo eso, muebles, y que algún día aquellas extrañas sillas que revolotean a nuestro alrededor puede que se equivoquen y en lugar de pasar bajo la puerta, crucen el alfeizar de nuestra ventana desapareciendo así en el horizonte.